La historia de la grasa para cascos «Kevin Bacon’s» empezó... en mi obrador de carnicero-charcutero cerca de Lieja, a principios de los años 80.

Acababa de comprar una yegua que se había arrancado un talón y no encontraba nada que ayudara a que volviera a crecer tejido córneo. Un amigo me aconsejó entonces que fabricara mi propia grasa para cascos. Por mi profesión, lo tenía fácil.

 

Para conseguir la fórmula del milagro, me reuní con herradores, veterinarios y farmacéuticos.

Así, elaboré un producto a base de grasas animales, aceites vegetales y extracto de laurel (obtenido por maceración), que penetra en el tejido córneo para conservar la humedad en el interior del casco. Las virtudes de esta planta no eran desconocidas, pero proceder yo mismo a la extracción me permitía controlar los activos presentes.

 

Rápidamente, los resultados fueron muy satisfactorios. Empecé a vender el producto en mi entorno más próximo hasta que una amiga mandó una muestra al jinete de CSO Kevin Bacon, a quien encantó. Le pedí entonces si accedería a dar su nombre a la grasa.

A partir de ese momento, la empresa despegó. En el taller, empecé fabricando 200 kg de grasa un día por semana, después dos días, después tres…

Después fue necesario buscar distribuidores del producto en el sector del herrado y la guarnicionería.

 

Después de conquistar el mercado francés, dimos el salto al Reino Unido. En ese mercado, fue determinante la colaboración con Billy Crothers, un nombre en el herrado.

Hoy, más de 1200 herradores utilizan y venden mis productos en el Reino Unido. En Europa, este número asciende a 4000.

En el transcurso de los años, otros productos se han ido añadiendo a la grasa original…